octubre 12, 2012

Premio Sisyphus: ¡Queremos pasar a la historia!

Así, directamente. Los "escépticos" europeos en general y, en particular, un grupo al que pertenezco, el tal Círculo escéptico en España, queremos dejar huella en la historia, queremos que nuestros nombres se escriban en letras de tamaño considerable en los libros del futuro porsiemprejamás así como los de Fleming, Neil Armstrong y Louis Armstrong, y que nos miren por las calles con respeto y cierto azoro por haber conseguido lo que NADIE ha logrado en los más o menos diez mil años transcurridos desde que decidimos inventar la civilización.

Porque alguien tiene que hacerlo.

Eso de ser famosos por un logro tan singular no es fácil, de modo que necesitamos la ayuda de alguna persona capaz de demostrar que tiene capacidades singulares, que es "paranormal", que tiene "percepción extrasensorial", que es "videntes o médiums", que es "brujo" o "bruja", "adivino", "profeta", "augur", "arúspice", "hechicero", "zahorí", viajero temporal, interlocutor de extraterrestres, levitador en sus ratos libres o dueño de otro superpoder, como curar a la gente dando saltitos o acercándoles las manos, ver el futuro, hablar con los muertos y todas esas cosas que no tienen más relación entre sí que todas salen en los programas de Íker Jiménez y que de ellas viven, fabulosamente bien, una élite de embusteros y estafadores clase "A, y, en condiciones más precarias, una reducida tropa de marginados de la sociedad que hacen revistitas, programitas de radio, congresitos de chifladitos y se creen investigadores importantes porque hacen senderismo nocturno buscando fantasmas.

Esas cosas que, dicen, son "del mundo del misterio".

Necesitamos a una sola persona, una sola persona que tenga estos poderes y que lo pueda demostrar fehacientemente.

Esa persona nos lanzará al estrellato (y ella también pasará a la historia y todo eso, claro, es tan obvio que no hacía falta decirlo) y además recibirá una desprendida propina de UN MILLÓN DE EUROS por su labor al conseguirnos el pasaporte a la posteridad y la fama imperecedera.

¿Se imaginan ustedes?

Los libros dirán: "nunca se había probado la telepatía, todos los estudios eran más deficientes que un yate sin casco, y de pronto, entre 2012 y 2013, los promotores del pensamiento escéptico Pico Perico, Tuco Tucán y Galio Gallo consiguieron asombrarnos encontrando en un pueblo perdido de Extremadura al primer telépata real, Cocohueco Salmóniguez, quien en diversos estudios pudo demostrar que la telepatía existe. Gracias a ellos y a su millón de euros, otros científicos por fin pudieron estudiar a un telépata genuino, determinar cómo consigue ese prodigio que parece violar las leyes de la física, y gracias a ellos, desde 2015 todos somos telépatas, para desgracia de las empresas de telefonía móvil, que quebraron todas en 2016".

Apetitoso futuro en el cual nuestros nombres, claro, sustituirán a los ficticios apelativos de Pico Perico, Tuco Tucán y Galio Gallo.

Para darle más relevancia e interés al asunto, le hemos puesto un nombre de lo más mono, de origen griego pero no en español, así para que sea más misterioso:

Sisyphus

O, para abreviar, "El reto del millón".


El millón en cuestión existe. Vamos, que no es como todo eso de lo que hablan los rarólogos. Se encuentra debidamente depositado y certificado ante notario en Bruselas, Bélgica, de donde nace la iniciativa por cuenta de los escépticos belgas SKEPP y con el apoyo del Consejo Europeo de Organizaciones Escépticas (ECSO por sus siglas en inglés). Está allí, esperándole.

Por ejemplo, la pobre trabajadora Ann Germain (a quien otra vez la desenmascararon y otra vez dará igual), tiene que hacer 100 espectáculos de su gira de engaño de inocentes y abuso del dolor humano para reunir un millón de euros. Esto si, como dice su extrabajador cobra 10.000 euros por cada show. Pero además tiene que pagar a los que la ayudan obteniendo los datos que luego presenta como si se los hubiera contado la tía Trementina, muerta de lumbago en 1876. 100 espectáculos así son muchos, mientras que con sólo dos pequeñas pruebas en condiciones adecuadas para que el resultado sea fehaciente, doña Ann podría juntar otro millón que vaya a vivir acompañado de los varios millones más que le ha extraído a sus clientes.

Ya ni le digo cuánto mejoraría esto la producción televisual de Sandro Rey, ni la cantidad de pulseras Power Balance que se podría comprar Íker Jiménez con esa plata.

Creemos que el reto es trivial para los muchachos del grupo Hepta, para los psicofónicos sinfónicos de Pedrito, para grandes de la grafología como Clara Tahoces, para maestros reiki y acupunturistas sin fronteras, para Octavio Aceves y Miguel Blanco, para Sandro Rey y para  y hasta para Lior Suchard, el nuevo Uri Geller (con los trucos viejos de Uri Geller).

Y el millón de euros de los escépticos europeos sería además la puerta de entrada del millón de dólares que desde hace años ofrece la James Randi Educational Foundation sin que nadie se haya acercado a la posibilidad de hincarles el diente.

Un sueldito, pues.

Puede encontrar todas las bases del Reto del millón en la página web del Círculo escéptico, o si se siente más cómodo consultándolas en flamenco, vaya a la página de SKEPP. Las hay en versión checa, alemana, estonia, húngara, italiana, polaca, sueca, holandesa y británica, lo que da una idea del esfuerzo que estamos realizando por hacernos famosos.

Sólo faltas tú, con tus poderes, con tu sensibilidad especial, con tu capacidad de hacer magia. Un millón de euros están esperándote... y a nosotros la broncínea inmortalidad del descubridor... o no.