octubre 03, 2012

Porque a todos nos importa la ciencia

La divulgación de la ciencia y del pensamiento crítico se vuelve especialmente urgente cuando las crisis económicas impulsan el pensamiento irracional, que suele venir de la mano del miedo y la incertidumbre, y cuando los gobiernos aprovechan las malas condiciones económicas para reducir la inversión en ciencia condenando a sus sociedades a la dependencia científico-tecnológica.

Es por ello de aplaudirse enérgicamente un esfuerzo como el del blog colectivo Naukas (antes Amazings), donde tengo el honor de ser colaborador desde sus inicios, debidos al entusiasmo de cuatro personas decididas a cambiar el panorama de la divulgación: Miguel Artime, José Cuesta, Antonio Martínez Ron y Javier Peláez.

Foto de grupo de los participantes en Naukas (salvo el fotógrafo, claro, Wicho, de Microsiervos)

Este año, el 28 y 29 de septiembre, y gracias al apoyo de otro entusiasta, Juan Ignacio Pérez Iglesias, titular de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU,  Naukas tuvo su segunda reunión, congreso, convención o como se le pueda llamar, con la participación de muchos de sus colaboradores dando charlas sobre sus temas. Todas valen la pena, ya sea que usted quiera saber más de física de partículas, del universo, del LHC, de los procesos del envejecimiento y la lucha contra ellos, de la vacuna española contra el SIDA, de matemáticas, de viajes a Marte o inseguridad wifi, de ecosistemas asombrosos en España o de planetas en otros sistemas solares, de virus informáticos o de astronomía y arte paleolítico, de inteligencia artificial o de cómo vemos las cosas, de robótica y de la percepción de la música, de fuentes de energía o de cómo buscamos vida en otros planetas, del márketing engañoso de los alimentos funcionales o de la cosmética, de ecosistemas y de atropellos a la ciencia desde la legislación... todo eso y mucho, mucho más en cápsulas de 10 minutos (con un par de excepciones, un show de una hora sobre el protón y media hora sobre cómo construir una máquina del tiempo).

Son cápsulas para ver, para disfrutar pero, sobre todo, para compartir con otras personas. Difúndalas, coméntelas, úselas para informar, para provocar debates o reflexiones, para divertirse y asombrarse. Son el producto del trabajo de muchísimas personas de gran talento y pasión por divulgar, científicos o no, y que van a estas reuniones además, como detalle, sin cobrar por su presencia y participación.

Aprópieselas, pues.

Mi charla, por cierto, llevó el título "¿Y a mí qué me importa la ciencia?"