enero 28, 2007

Tres años pisando callos

El 28 de enero de 2004, puse al aire la primera entrada de este blog, como continuación de un largo compromiso personal por promover el pensamiento crítico y someter a análisis (y, cuando procede, a escarnio y cuchufleta, a exhibición pública y a caldo) a los vendedores de humo, embusteros, estafadores, timadores, ímprobos, prevaricadores, fraudulentos, sinvergüenzas y farsantes que medran en el mundo del ocultismo con propuestas extravagantes destinadas a verle la cara al prójimo, desde los más zarrapastrosos brujos de barriada hasta los elegantes ganadores de premios de "periodismo" que se ocupan de difundir mentiras emocionantes sacrificando el derecho de la gente a estar informada en el altar del rating, el euro y el más arrogante autobombo.

Este blog no tiene por objeto, aunque lo parezca, enfrentarse a los mercachifles de la brujería siglo XXI, ni pelearse con desocupaditos que quieren sentirse "investigadores" sin pasar por las universidades ni trabajar anónimamente, porque para ellos el asunto es salir en la tele y cobrar lo más posible trabajando lo menos posible. Y ojo, cobrar mucho y trabajar poco puede ser una empresa de lo más noble y admirable si se realiza con buena fe y sin engañar a nadie. No me parece en principio reprobable (pese a no comulgar con el capitalismo y mucho menos con el neoliberalismo cavernario) que alguien gane dinero inventando, por ejemplo, la vacuna contra el cáncer o la telefonía celular o móvil, o que lo haga vendiendo cuadros o discos o películas que le gustan al público. Cobrar no es condenable, lo condenable es cobrar con engaños, y tiene un nombre muy feo.

El objetivo de este blog es que las personas que buscan información sobre temas del ocultismo tengan a su alcance una visión distinta que les permita formarse una opinión más firme sobre estos temas. Se trata de información que es brutalmente reprimida por los profesionales del chanchullo y la trola, de información que se oculta, minimiza o distorsiona en los medios de comunicación dominados por negociantes del seudomisterio, prensa, radio, televisión y, sí, Internet, donde campea la promoción de la antiinteligencia.

Al difundir esos datos, es lógico que uno se vuelva blanco de los odios de los misteriólogos profesionales, y si este servidor se enzarza en agarrones más o menos pintorescos con tales personajes no es para disfrutar abusivamente de entablar una lucha de ingenio y datos con unos pobres personajes que no tienen armas para tal combate, sino con el único objeto de mostrar de qué están hechos los que van de "iluminados", de "investigadores rigurosos", de "almas superiores" y de "defensores de la verdad a tanto la hora", para que usted decida si realmente merecen su dinero, su confianza y su pertenencia a su club de fans. Nada más. Este blog no vende nada, no tiene club de fans y no quiere seguidores, muchas gracias, ya lo hemos explicado.

Repito, porque nunca está de más, que este blog no tiene nada contra quienes creen en las más diversas propuestas, ni contra quienes honradamente creen que vale la pena seguir buscando fantasmas, extraterrestres, telépatas y demás. Es más, hay varios honrados creyentes en diversas áreas del misterio que son fuentes frecuentes y confiables de este blog. Porque la palabra operativa allí es "honrados". Este blog y su autor sí tienen algo contra quienes mienten y engañan a sabiendas, los embusteros que, en el fondo, se ríen de la credulidad de quienes les ponen la comida en la mesa y les abultan la cuenta bancaria. Los que ocultan, engañan, mienten, manipulan, falsean y cobran burlonamente merecen muy poca consideración, y aquí nos especializamos en no tenerles ninguna. Si consigo que algunas personas piensen un poquito más, tengan un poquito más de datos o sean un poquito más precavidos ante las afirmaciones extravagantes, me doy por satisfecho, por mucho que sepa que los charlatanes y soplapitos seguirán teniendo clientela mientras las instancias del poder político, económico y religioso se opongan a dar a los jóvenes una educación crítica, cuestionadora y sólida, que enseñe a pensar y no a repetir datos a lo tonto, que evoque el espíritu de saber en lugar de realizar promoción ideológica en las aulas. Esa pelea es mucho más compleja porque los políticos, los dueños del dinero y los jerarcas religiosos sospechan astutamente que una población educada y crítica representaría el fin de su predominio.

Este blog, en tres años, ha reunido muchos números:
  • 237 entradas, incluida ésta.

  • 3 fastuosas entregas de los premios MOPA con lo más granado de la turulatería nacional e internacional para asombro de propios y extraños.

  • 2 amenazas directas de demandas legales contra este servidor que resultaron más falsas que un euro con la cara de Mariano Rajoy.

  • 2 amenazas de golpizas a modo de "argumento científico" por parte de dos soplapitos, un brujo lamentable y un ufólogo escaso de neuronas.

  • 1 amenaza de muerte directa y tres indirectas.

  • Media docena redondita de amenazas veladas de "actuar del modo que mis abogados indiquen", de que me tendré que "atener a las consecuencias", de "las acciones a que haya lugar" y otros patinazos que se traducen en "me has provocado un berrinche de proporciones, pero no se me ocurre qué hacerte".

  • 4 casos de difamación directa contra el autor.

  • 1 denuncia policiaca realizada por este servidor contra un demente que sigue en busca y captura.

  • Al menos doce menciones xenófobas, racistas o discriminatorias, denunciando cosas tan horribles como que nací en México, que soy un mexicanito, que soy un indio, que soy un charro, que como tortas (lo que en España llaman "bocadillos", pero con más ingredientes y sabores), que soy "sudaka", y cosas así de bonitas que demuestran cómo vamos de skinheads clandestinos en esto del ocultismo, o bien que "me volví español" convirtiéndome en "gachupín", lo cual a ojos de otros es tan malo o más que ser mexicano. Y como tengo ambas raíces y ambas ciudadanías, todos se quedan contentos en su odio.

  • Al menos cuatro acusaciones veladas de que mi trabajo como fotógrafo es cuestionable por tener como principal sujeto a la mujer, o, incluso, "pornográfico" (por lo que al menos hay otra demanda legal --no mía-- contra cierto militante del neonazismo hispano).

  • Varias críticas negativas de mi trabajo como escritor, todas ellas provenientes de personas que no han leído ya no digo una de mis novelas, sino ni siquiera uno de mis cuentos que están accesibles en Internet.

  • Cinco afirmaciones tajantes de que "no soy periodista", basadas en otros tantos berrinches.

  • Una acusación de que yo apoyo al presidente estadounidense George Bush y que defiendo la guerra de Irak, sustentada en que el que me acusó estaba en modo berrinche total.

  • Un número incuantificable pero decididamente poco original de insultos dirigidos a mí, a mis ancestros vivos y muertos, a mis vástagos, y creo que una vez hasta a mi perro.

  • Sesiones especializadas de promoción de odio contra mí en círculos ocultistas selectos, donde los adeptos aprenden que soy más malo que Gengis Khan cuando le dolía una muela.

  • Un par de maldiciones brujísticas en grado de comendador con bies de oro y conjuros arcanos que no me han hecho ni cosquillas (¡qué raro!).

Pero todas estas cifras palidecen junto a la verdaderamente importante:

Más de 465 mil visitantes
que han realizado
más de 623 mil visitas
a las páginas de este blog


Las otras cifras señalan que lo aquí escrito ha causado escozor, molestias, inquietudes y fuerte oposición en los sectores que viven del engaño ocultista, pero estas dos son las únicas que realmente me importan.

En resumen, me da exactamente igual si el "superdirector" de la ultrarrevista "Misterios enigmáticos", productora del programa de radio "Enigmas misteriosos" se cuelga de las lámparas porque le pido que demuestre alguna estupidez egregia que haya soltado en los medios. Y me da exactamente igual si alguna bruja, o un cazafantasmas de liga regional, o la esposa de un meganegociantazo que ahora se emborracha de popularidad espuria en la televisión tienen una opinión negativa de mí porque saqué al balcón sus mentiras, engaños y trucos de ilusionismo. Me resulta inconspicuo, me viene guango, me es inclusive, me la refanfinfla, me la pela y me vale madre, como dicen en mi barrio (son muy mal hablados allí, cosa que por cierto hay ocultistas que critican horriblemente).

Lo que sí me importa es que el 95% de las visitas que llegan a este blog siguen procediendo de búsquedas, es decir, de gente que busca información y que fuera de los blogs de divulgación sólo suele encontrar páginas de negociantes desvergonzados.

De las 100 visitas más recientes que he tenido al momento de escribir esta entrada, 72 provienen de búsquedas (64 de Google), 19 son de origen desconocido (generalmente enlaces de correos electrónicos o favoritos en navegadores), 8 de otros blogs y páginas científicos o divulgativos y uno de la lista temática del propio blog. Algunas búsquedas que han llevado hasta aquí (y a dónde han llevado) son, por ejemplo: "péndulo mágico", "Santiago Pando", "registro de premoniciones cuarto milenio", "hipocrates quinto elemento", "pinturas del sol y la luna", "bermudas verdad o mentira", "fotos cuarto milenio ", "oplígrafo", "verdad o mentira que los fantasmas existen", "homeopatía y vacunas", "ouija+péndulo", "el presidente y los extraterrestres", "fotos de fantasmas", "von daniken", "Jaime Maussán.

Haga usted un cálculo de a cuántos millones de dólares en negocios le afectan esas entradas: pendulitos del "new age", el meganegocio "Cuarto Milenio, Inc.", la homeopatía, los libros y parque de diversiones de Von Däniken, las producciones maussanitas... ¡con razón se cabrean! Un euro menos es para ellos una tragedia de proporciones como la caída de un meteorito en su banco. Y no es que pueda hacer tanto daño, a todo esto. El alcance de este blog con menos de medio millón de visitantes en tres años es nada comparado con los miles que beben las palabras bobas de los ocultistas de la radio y la televisión. Pero aún así, se cabrean.

Seguiré haciendo lo posible porque se cabreen, con base en hechos, datos, fuentes e información de ésa que les gusta censurar. Y lo seguiré haciendo no por ellos, obviamente, sino por sus víctimas. Si por lo que aquí relato tienen una menos, quiere decir que cabalgamos.

enero 22, 2007

No, esto no es el Teleplastic Inquirer

No se engañen los lectores del Teleplastic Inquirer ("Las noticias que buscaba con el rigor que se merecen"), esto ocurrió en realidad, una especie de regalo anticipado de cumpleaños para este blog, que el día 28 redondea tres.

Con su ya legendaria mala suerte, el club de despistados presidido por el tal Pedro Amorós, "SEIP" o algo así, decidió darse cera incluyendo un servicio de noticias de ciencia de Google, mismo que hoy lunes 22 de enero procedió a marcarles el siguiente gol de chilena desde el pico del área y entre cuatro defensores:



Así, este blog aparece como fuente de noticias de ciencia en las mismísimas entrañas del monstruito SEIP... así que, ¿el autor de este pachanguero blog sí hace periodismo científico además de sus otras reprobables actividades (ya sabe usted: soy de origen mexicano, escribo libros sin fantasmas y tomo fotos de chicas, cosa horrenda y terrible para quienes se limitan a cosas buenas como verle la cara a sus conciudadanos, mentir sobre sus títulos y cobrar sin repartir, cuando mucho tomando fotos de ellos mismos con un colador "de Faraday" y un tupperware verdeazul a modo de antena parabólica)?

Pues ná, la-lo-el-los-las SEIP dicen que aquí se hace periodismo de ciencia, diga lo que diga el tal Pedro Amorós en sus impotentes diatribas.

Ya se lo dijeron al otro Pedro, el tal Pedro Navajas, que tampoco estaba en nada: la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida...

Anthony Blake: el delgado hilo entre la ilusión y el embuste

Uno de los libros con los que
Tony Blake transita la línea
entre el show business
y la charlatanería.
El martes 2 de enero, Anthony Blake nos ofreció, con cargo a la primera de Televisión Española y, por tanto, cobrando de sus impuestos y los míos, un programita de ésos que hacen los magos periódicamente mostrando sus habilidades y tal. Nada del otro mundo, nada distinto de los shows de Copperfield, Lance Burton, mi amigo Joaquín Ayala o los Pendragon. La magia es una buena forma de entretenimiento, sin duda, y lo digo como aficionado.

Pero cuando "Anthony Blake" (José Luis González Panizo) usó un viejo truco de pizarras para traerle a una mujer un "mensaje" del "más allá" de su madre fallecida, de nombre Antonia, en lo que sin duda es jugar con los sentimientos de una persona con una notable irresponsabilidad, me dejó helado. Lo he visto en otros casos semidesenmascarando a charlatanes, pero desde que empezó a escribir libracos de "autoayuda" y a ser anfitrión obsequioso de Pedro Amorós, parece haber hallado un filón que le parece sabroso, jugoso y que le pone, sin importarle ciertas cosas esenciales. Y no me refiero solamente a los sentimientos de la mujer del público, que igual no lo era, sino una confederada, palera, cómplice o amiguita de José Luis, o a la que después el mago le explicó que todo era un truco. Lo digo por las muchas personas que, después de ver eso, quedan "adobadas" (como decían los bromistas del círculo de "Carlos Balmori") para caer en manos de todo tipo de Pacos Porras, Enriques de Vicentes y demás mercachifles del asombro y el abuso.

Entre los practicantes de la especialidad de la magia de escenario llamada "mentalismo" es frecuente, por desgracia, que deseen dejar en su público la idea de que quizá, sólo quizá allí hay algo más que ilusionismo y truco.

Hace pocos días, precisamente, me escribía un mentalista español mostrando su preocupación por esos mentalistas que se empiezan a creer su propio cuento o, cuando menos, encuentran una sensación agradable en que la gente crea que no son honrados actores interpretando el papel de magos, sino personajes con verdaderos poderes. En efecto, son lamentables.

Alguna vez, dirigiendo yo un festival de magia, un mentalista español (muy bueno) me pidió que no presentara su acto como parte de la "magia" para generar entre el público una expectación más allá de lo racional y, en sus palabras "dejarlos con la duda". Por supuesto, no le hice ningún caso y dejé clarísimo ante el público que no había duda posible, lo que iban a ver era asombrosísimo y producto de una gran habilidad y capacidad del practicante, que ejercitaba la especialidad del ilusionismo o magia de escenario llamada "mentalismo" y que hacía parecer que hay cosas sobrenaturales cuando no las hay.

Algunos mentalistas se llegan a creer el personaje: desde el vestir especialmente estrafalario hasta el comportamiento de gurú de regional preferente a veces acompañado de maquillaje y peinados medio frikis. Otros llegan al delirio brutal de afirmar que tienen genuinos poderes psíquicos (como el prestidigitador Uri Geller, que mucho sabe de mentalismo) y otros pretenden vivir como el mero, a medias aguas, haciéndose tontos. Otros, como Kreskin (George Joseph Kresge, Jr.) admiten que no tienen poder alguno (cosa que no asombrará absolutamente a nadie).

Un caso famoso es el de Steven Shaw, que actúa con el nombre de "Banachek", quien a los 18 años fue parte del "Proyecto Alfa" de James Randi, que demostró que los científicos sin asesoría caen fácilmente en los trucos de los magos (como Russell Targ y Harold Puthoff se creyeron como bobos los trucos de Geller). En resumen, en la estela de Uri Geller, Steven y otro chaval se presentaron como "personas con poderes" (o "sensitivas", que es la palabra de moda en el mundo que cobra en los alrededores de Íker Jiménez) y le estuvieron viendo la cara de bobos a unos científicos muy crédulos y muy ingenuos, tanto que nunca se les ocurrió preguntarle a los jovencitos si hacían trucos (el trato con Randi era que si les preguntaban, debían confesar de inmediato). Banachek, como mago, sigue luchando contra los fraudes paranormales, por cierto.

La especialidad de Anthony Blake es, precisamente, el mentalismo, aunque también hace algo de prestidigitación (cosa que no gusta a un grupo de mentalistas más bien puristas). De hecho, me tocó ver una variante de uno de los trucos que hizo realizada por James Randi ante el periodista mexicano Ricardo Rocha, que fue mi jefe en un par de ocasiones, primero cuando asesoré uno de sus programas, sobre divulgación científica, y luego cuando era presidente de Televisa Radio y nos invitó a hacer el programa Muy interesante, de grata memoria. (Como nota al margen, mucho me hubiera gustado seguir al alcance de Ricardo Rocha en estos meses, quizá le hubiera ayudado a evitar el ridículo que hizo con los "escépticos del SIDA" a los que les dio espacio y credibilidad sin que ninguno de sus asesores hiciera sonar la sirena de alarma.)

Hay que aclarar que la comunidad de los magos es muy peculiar. Tienen un interés enorme por conservar los secretos de la profesión, porque su oficio es precisamente la ilusión, y la divulgación de los secretos de la magia destruye la ilusión. Alguna vez, no sé si ya lo conté, le pregunté a Randi por cierto truco, y él me preguntó si sólo me interesaba por curiosidad o si tenía yo planes de hacerlo. Le dije que lo mío era curiosidad y se negó a revelar el truco. Un par de años después, me dejó helado viendo cómo una púa de un tenedor se doblaba ante mis propios ojos y le dije que yo quería hacer eso, con lo cual me reveló el truco.

La verdad es la siguiente: los trucos de ilusionismo son bastante elementales, en general. Para el pùblico, saber el truco es una decepción absoluta en la enorme mayoría de los casos, así que los magos guardan celosamente sus secretos de la vista del público, pero al mismo tiempo están perfectamente abiertos a compartirlos con cualquiera que quiera ser mago, así sea aficionado. Los clubes de magos aficionados son algo común en todo el mundo, y el ilusionismo es una diversión maravillosa que, además, nos enseña a desconfiar de lo que vemos. (Por ejemplo, cuando uno de los sujetos de los trucos de Blake/González dijo que "no había trampa", lo dijo tan convencido como otros dicen que oyeron un grito o vieron un fantasma o un ovni con las intermitentes puestas, sabemos que sí hay truco, pero como el mago es bueno, no lo vio. Esta posibilidad de que los sentidos se equivoquen no llegan a planteársela nunca los "himbestigadores" del misterio ni los paraiosdistas -parásitos periodistas- que viven de ellos.)

Pero, por lo mismo, los magos profesionales no ven con buenos ojos a sus colegas que de pronto se lanzan por el mundo diciendo que tienen "poderes", porque los magos saben perfectamente que eso es mentira, pero al mismo tiempo no pueden revelar los trucos por su ética profesional. Lo más que pueden hacer, como James Randi (y ahora en España Juan Soler) es demostrar que ellos hacen lo mismo sin tener "contacto telepático con los extraterrestres" ni demás majaderías propias de Geller y otros desahogados. Han pasado años para que aparezcan vídeos en los que claramente se ve al desvergonzado millonario israelí doblando las cucharas como todo mundo: a mano, pero a escondidas del público al que embaucaba.

(Por cierto, Enrique de Vicente, ¿qué pasó con la documentación que decías que tenías sobre los hallazgos petroleros de Geller para la "empresa petrolera" que alucinas que "dirigía" José López Portillo? ¿Te los robaron los "hombres de negro" o eran otra de las habituales mentiras, trolas, cuentos, falsedades y engañifas que te ponen en la mesa una comida que te debía dar vergüenza tragarte?)

Bueno, el caso es que por momentos Blake paseó por lugares más propios de la charlatanería que del show business, lo cual no deja de ser triste. Sus sonoros rebuznos sobre "energías", el uso de un péndulo al estilo del más basto zahorismo y otros rollos no pasarían de espectáculo a no ser porque, en su esfuerzo por ser creíble, resulta seguramente convincente a ojos de algunas personas poco avisadas. Un seguimiento triste, pues, de su horrendo programa de orateces dominicales, cancelado por algún ataque de cordura en la televisión andaluza.

Mira, Tony, si me permites que te tutee, las consecuencias de tus presentaciones, de tu mise en scène van mucho más allá del momento en que declaras que "todo fue producto de su imaginación". Tú te vas a cenar muy contento, pero detrás quedan personas que, sin una mayor claridad de tu parte, quedan listas para ser víctimas de tipos de la más baja estofa. ¿Qué tan baja estofa? Bueno, ya te lo imaginarás si calculas que uno de los más destacados miembros de esa manada es Pedro Amorós, al que tú le diste igualmente cancha en tu fracasado programa de paranormalería en la televisión andaluza (y que ahora tiene de clientes a los de El Buscador, empeñados en ser más amarillistas, bastos y falsarios que Íker Jiménez, que es cosa de maravillarse). Lo que para ti, mago, ilusionista, es evidente, para muchas otras personas no lo es, y acaban comprando estupideces, dejando de ir al médico y entregados a delirios de personajes que, para remate, saben perfectamente -como tú- que hacen trucos y falsedades para darse cera.

Un poco más de responsabilidad no te vendría mal, pues, Tony, José Luis, porque de verdad es penoso ver a un profesional del escenario como tú convertido en comparsa del ocultismo, en escudero de embusteros de altos vuelos y en proxeneta de la imbecilidad organizada.

enero 10, 2007

Pero... ¿hay vida extraterrestre?

Nota a modo de proemio (jé): El pasado domingo, el comediante Íker Jiménez Elizari, "El Alfredo Urdaci del Misterio" dio una muestra del tipo de cosas a las que llama "rigor" en lo que sin duda es un abuso del lenguaje.

Para promover la creencia en que las luces raras son naves extraterrestres, mandó a uno de sus becarios a preguntarle a la gente si creía que había vida fuera de la Tierra, sí o no, y resultó que, para sorpresa de nadie, la gran mayoría de los encuestados dijo que le parecía probable que hubiera vida fuera de nuestro planeta. Íker sonreía como un ratón encima de un queso.

Pero en realidad, el que la gente crea que hay vida extraterrestre no significa que la haya, por supuesto, y la verdad no es algo que se obtenga por medio de encuestas o votaciones. Ya me imagino a Jimenitos el día de mañana haciendo una encuesta a ver si es cierto o no que la luz viaja a una velocidad de 299.792,458 kilómetros por segundo o si en realidad nada más viaja "rapidisísisimo", "en chinga" o "por encima del límite permitido en autopista". O, mejor aún, mandando a sus inttrépidos reporterazos a que diluciden el escabroso tema: "¿una isquemia de colon se debe tratar con emplastos de camomila y orina de zorrillo?" o bien "¿la materia oscura son mis calcetines sucios?"

Por cierto, hablando de la ikerada dominical, ¿alguien vio si el buen Íker le mostró a sus sufridas víctimas, a sus queridos puntos de rating, las fotografías que demuestran que la "cara de Marte" era una pareidolia como una cara de Bélmez?

En fin, que al menos el tema me recordó que tenía a medio cocinar un artículo sobre la vida extraterrestre, que procedo a pulir para someterlo a la aguda visión de los lectores (y a los berrinches de la
troupe de misteriólogos). La pregunta es muy sencilla, ¿hay vida extraterrestre? La respuesta no lo es tanto.


Una de las disciplinas más peculiares del ocultismo moderno es lo que podríamos llamar "etémanía", por el eté o E.T. de Steven Spielberg.

La "etemanía" incluye muchísimas locuras, entre ellas la ufología u ovnilogía (estudio de cosas no identificadas que parece que vuelan, pero que algunos dicen que han identificado, y que lo son hasta cuando no vuelan); la "abductología" (jejé), dedicada a los testimonios de personas que dicen -sin poderlo demostrar- que los han secuestrado los etés que viajan en las cosas no identificadas; la "cerealogía" (juro que así le dicen) que es la observación con cara de pánfilo de ciertos dibujitos realizados aplastando plantas en campos de cultivo para concluir que los han hecho los etés a bordo de las cosas no identificadas o algo así, y por supuesto la "astroarqueología", invento de Erich Von Däniken que promueve la idea racista de que las grandes construcciones realizadas por pueblos no-blancos (egipcios, incas, aztecas, siameses, etc.) deben haber sido hechas realmente por etés blancos, rubios, altos, de ojos azules y miembros de las SS, porque los pobres del color de la tierra (como dicen los zapatistas) no podían saber tanto como para hacer pirámides, rayas en el suelo (Nazca) o estatuas de sus antepasados (Isla de Pascua).

Hay ufólogos absolutamente serios, claro, que tienen el problema de que al serlo nunca encuentran a los etés y además se topan de frente con los fraudes, cuentos, alucinaciones y exageraciones que conforman el imaginario ufológico y les da el asco. Los que además de serios son honestos, acaban estudiando la etemanía desde una perspectiva científica sumamente interesante. Entre ellos se cuentan personajes como el Philip Klass, ya fallecido, James Oberg y el mexicano Luis Ruiz Noguez, cuyo blog Marcianitos verdes y su anterior esfuerzo como parte del grupo que hacía la Web #Perspectivas (grupo que murió sonriente, esperando una demanda que nunca le interpuso el bobo de guardia del ocultismo español, Bruno Cardeñosa, pese a haberla anunciado urbi et ubre) es lo más recomendable para quienes se interesan por saber acerca de supuestos extraterrestres y platillos voladores y además sospechan (ah, gente desconfiada y retobada) que los grandes himbestigadores como Jaime Maussán, Enrique de Vicente, Javier Sierra, Sixto Paz y el payaso Lagrimita sean absolutamente confiables y honestos en la presentación de sus tonteorías.

No me ocuparé de repetir el trabajo de Luis, simplemente remito a los lectores a ese depósito riquísimo de la experiencia de alguien que lleva ya sus buenas tres décadas persiguiendo la verdad y encontrándola, a diferencia de los mercachifles que mantienen el misterio para venderle a usted más cosas. Y eso que cuando nos conocimos, allá por el cretácico inferior, tanto Luis como yo andábamos interesados en el tema a ver si tenía miga o no, y un día nos cruzamos trabajando en la redacción de Contactos extraterrestres, revista mexicana de ufología malona y con la inclinación inevitable al amarillismo escandaloso que vende ejemplares a costa de la verdad, pero que comparada con lo que se perpetra y comete hoy en el mundo editorial, era un dechado de valores periodísticos.

A lo que voy es a la pregunta esencial que subyace a toda la etemanía, es decir: ¿hay vida fuera de nuestro planeta? Digo, claro, descontando a los habitantes de la Estación Espacial Internacional y a las bacterias, hongos y otros microorganismos que puedan andar viajando de polizontes en distintas naves, robots y sondas lanzadas por el ser humano para conocer el universo. (No, claro que ninguna de esas naves ha sido enviada por los ufólogos.)

Los vendedores de etés o chupaflautas suelen introducir esta pregunta, con cierta insidia (nada rara en ellos), como "argumento" para sustentar su promoción de la idea de que los etés nos visitan más de lo que las parejas de recién casados visitan Cancún. Y para pintar a los que no aceptan ciegamente sus tonterías como cabecitas huecas que "creen que estamos solos en el universo".

La pregunta, para empezar, no tiene nada que ver con los platillos volantes, los etés, las abducciones, los círculos de las cosechas, las "mutilaciones de ganado", el chupacabras, las fotos borrosas de cosas humanamente no identificables, ni ninguna onda similar.

Pero se trata de que usted no se dé cuenta de que no tiene nada que ver, claro.

La única respuesta honrada a esa pregunta, claro, es "no sé". Yo no lo sé, los científicos más avanzados no lo saben y tampoco lo saben Javier Sierra, Íker Jiménez, Pedro Amorós, J.J. Benítez, ni el bobo de guardia ni nadie en todo el planeta.

Pero un ejercicio especulativo nos dice que, dado que el universo es no sólo grande, sino que tremendamente grande, y sin duda más grande de lo que podemos concebir resultaría cuando menos aventurado afirmar que no hay más vida en él que la surgida en nuestro planeta.

Otra cosa es que, estudiando los parámetros necesarios para que haya vida como la conocemos (es decir, determinada iluminación solar sin demasiados rayos ultravioleta, con temperaturas adecuadas para que haya agua, sin extremos, una atmósfera estable, etc.) los astrónomos de verdad digan hoy que de todos modos la vida podría ser un fenómeno bastante menos frecuente en el universo de lo que nos gustaría creer. De todos modos, las probabilidades en favor de alguna forma de vida en otro lugar del universo existen claramente.

Pero si vamos hacia la mitología etemaníaca (o etefílica, o hasta etelátrica), las probabilidades bajan todavía más. Porque para que nos visiten los etés necesitamos planetas con: a) vida que evolucione hasta la inteligencia, b) inteligencia y tecnología capaces de violar las leyes de la física y c) que lo hagan ahora y no hace doscientos millones de años (un suspiro en términos cósmicos) ni dentro de cien millones, sino hoy mismo. Esas condiciones podrían cumplirse concebiblemente, pero sus probabilidades son más escasas. Dicho de otro modo, es probable y concebible que le den a usted cuatro ases de mano en una partida de pókar, pero la probabilidad es tan, pero tan pequeña, que no vale la pena apostarle a ella ni un chicle a medio mascar.

Pero al hacer la pregunta de "¿existe vida fuera de nuestro planeta?", los misteriodistas con taxímetro, los vendedores de libros, los mercaderes de revistas, los tonteóricos del atolondre y los amarillistas profesionales pretenden evitar la principal objeción que los científicos, y la gente normal e inteligente que no es científica pero que sabe que la cabeza no es sólo para llevar sombrero, hacen a sus delirios. Y esa objeción no es que no hay vida extraterrestre, sino que, la haya o no la haya, da igual, hasta hoy, ningún empresario de los misterios de rebaja ha dado NI UNA PRUEBA de que ningún ser de otros planetas haya visitado la Tierra. Es decir, que igual el universo puede ser un hervidero de vida como un hormiguero, pero eso no demuestra nada de lo que dicen estos tipos.

Y ellos no quieren que se note que no dan pruebas.

La sucesión lógica, para que usted se ría, es ésta:

1. el misteriólogo "A" asegura que cierto personaje llamado "X" dice que un día vio unas luces en el cielo que se comportaban "distinto de todos los objetos celestes habituales", y que por tanto esas luces eran ovnis, es decir, naves extraterrestres tripuladas (o sea, ya no eran objetos "no identificados", dado que los identificaron rápidamente, pero eso de la coherencia a estos pájaros se les da mal).

2. El aguafiestas incrédulo "B" se atreve a preguntar si "X" tiene, para empezar conocimientos bastantes de aeronáutica, meteorología, astronomía y zoología (principalmente aves, sobre todo migratorias, y murciélagos, que en el aire maniobran fantásticamente) como para asegurar que el comportamiento de tales luces es realmente tan desusado, y considera entre otras la posibilidad de que "X" esté tratando de sacar raja del cuento y se lo haya inventado todo, que no sería la primera vez.

3. En el silencio subsiguiente, aguafiestas "B" se pregunta si el misteriólogo "A" no estará más interesado en vender su cuento y viajar y comer gratis y conocer nenas que lo admiran que en descubrir la verdad sobre el que sería el hecho más asombroso y trascendente de la historia humana, asombrado de que se trate con tal frivolidad.

4. Como "A" sigue fingiendo demencia, "B" pregunta qué tan confiable es la observación de "X" y qué tan riguroso ha sido "A" al analizar los testimonios (y las fotos borrosísimas, de haberlas).

5. Acorralado y ya sulfuradito ante tanta pregunta irreverente, temeroso de ser descubierto cuando menos como periodista chapucero si no es que como embustero profesional, timador vulgar y desvergonzado de primera línea de playa, el misteriólogo "A" afirma que "B" tiene "cerrada la mente" y es un "arrogante" porque, siendo el universo tan vasto, no cree que haya vida extraterrestre.

¿Juát?

No, criticar la interpretación aventurada y sensacionalista de las luces que "X" dice haber visto y que "A" anda comercializando en el librísimo Ovnis a medianoche: alucinante encuentro con los pelos de punta no tiene nada que ver con que haya o no vida extraterrestre, sino con que haya o no chupaflautas desvergonzados.

No hay ningún estudioso serio, ninguno que haya dicho nunca que no hay vida extraterrestre. Lo que se dice es algo un poco más complicado, pero que cualquier persona normal y sin intereses económicos en el tema puede comprender:

1. No hay ninguna, pero absolutamente ninguna prueba sólida hoy en día de que nos visitan los etés. Y en todos los casos que se pueden estudiar por haber suficientes datos se han encontrado explicaciones naturales a los diversos fenómenos que tontamente engloban bajo uno solo los etémanos. Las explicaciones van desde errores honrados o ignorancia del observador hasta engaños cuidadosamente planeados (como en el caso de Travis Walton o, actualmente, el del doctor Jonathan Reed, que ni siquiera se llama así y, por supuesto, no es doctor). En los pocos casos en los que no hay suficientes datos, no es posible dar una explicación, y de esos casos se agarran los misteriodistas para seguir ordeñando el tema con la desmelenada lógica de que "si no se puede explicar con causas naturales a mi satisfacción, entonces seguro, seguro, seguro que era extraterrestre y misterioso". (Y luego se admiran de que uno sospeche que las más de las veces no se lo creen, sino lo dicen por pura y celestial conveniencia.)

2. El universo es realmente grande, sí... y precisamente por eso es un tanto difícil encontrar a un planeta en su inmensidad. La única forma en la que se podría detectar vida inteligente en otro planeta sería por sus emisiones de ondas hertzianas de alta potencia. Las ondas de radio normales rebotan en la parte inferior de la ionosfera y no salen de nuestro planeta, sólo empezaron a emitirse señales fuera del planeta a partir de las primeras emisiones de televisión, en la década de 1930. Como las ondas hertzianas viajan a la velocidad de la luz en el vacío (300 mil km/seg), resulta que nuestra "esfera de ondas" detectable es a día de hoy de aproximadamente 70 años luz, lo que hace muy sospechosas las afirmaciones de visitas de etés de estrellas o galaxias más lejanas. Por ejemplo, los falsos etés y sus naves, creados por el mago de los efectos especiales y la desvergüenza Billy Meier, provienen supuestamente de las Pléyades, que están a unos 440 años luz de la Tierra. Así que es razonable dudar de cómo se enteraron de que estamos aquí.

3. El universo es realmente grande, pero en serio es GRANDE, o para ponerlo en términos de mi barrio es encabronadamente grande y resulta que funciona con leyes que conocemos gracias al trabajo de científicos de verdad y bajo las cuales no se pueden hacer cosas como alcanzar la velocidad de la luz, de modo que los etés de, digamos, las Pléyades, se tardarían cuando menos 440 años en venir a visitarnos en caso de habernos descubierto. Y en tal caso, quedaría la pregunta de para qué vienen además de para posar ante Billy Meier y garantizarle que siga viviendo como rey sin trabajar.

Todo esto no demuestra que no vengan los etés por miles y miles, deseosos de darle a Javier Sierra y a J.J. Benítez material para seguir dándose la gran vida, por supuesto, pero no me negará usted que son dudas razonables que los etémanos no resuelven más que con vaguedades o acudiendo a la ciencia ficción (no olvidemos que los primeros platillos volantes y etés surgieron en el imaginario de la gente precisamente cuando la ciencia ficción tecnológica estaba en su edad de oro, a fines de la década de 1940 y principios de la de 1950, y los etémanos no han dejado de plagiarla desde entonces) pero sin dar un solo dato sólido y, repetimos, ni una prueba de que sus afirmaciones tengan alguna base real.

No olvidemos además algunas cosillas. Aunque haya vida extraterrestre, que quizá la haya, es curioso que los astrónomos profesionales y amateurs que viven con el ojo pegado al cielo, frecuentemente con cámaras fotográficas preparadas y que conocen lo que pasa allá arriba, para donde la mayoría de las personas no solemos mirar, no ven ovnis. Haya o no vida extraterrestre, llama la atención que casi siempre los vea el tonto del pueblo o un tipo muy dispuesto a ir a los medios y cobrar por contar su maravillosa experiencia, o personas con creencias místicas previas galopantes. Haya o no vida extraterrestre, ésta no queda demostrada por testimonios dudosos interpretados de manera interesada por negociantes cuyos alimentos diarios dependen de que los misterios sigan y no dejen de serlo nunca (por eso cuando se demuestra patentemente que alguna de sus barbajanadas es mentira, se apresuran a olvidar tales demostraciones y al poco tiempo refritean la tontería, trátese del Triángulo de las Bermudas, o bien de las los supuestos "ovnis" en pinturas antiguas, o acaso de la patrañá de los mensajes subliminales entre otros habitantes habituales de las páginas de las revistas misteriológicas, de los programas de radio y televisión "más de lo mismo" o "el mismo cuento de siempre").

Y siempre llama la atención que las tonteorías que los himbestigadores arrojan a diestro y siniestro suelen contradecirse entre sí. Igual dicen que los gobiernos y los etés están acompadrados para joder al mundo que los gobiernos persiguen a los platillos volantes con furia de odio. Que los etés tienen avances tecnológicos acojonantes y hasta son telépatas, pero deciden mandarnos mensajes en dibujitos en campos cultivados (dibujitos que se ha demostrado que hace la gente en pocas horas) en lugar de enviarnos sus ideas telepáticamente (no, de la telepatía tampoco hay pruebas). Que los etés traen un mensaje de amor y buena onda o buen rollete, pero mutilan ganado a lo bobo jodiendo granjeros. Que tienen sabiduría suficiente para encontrarnos en el vasto océano universal, pero al mismo tiempo son tan babosos que secuestran gente para hacerles miles de veces las mismas pruebas para "estudiarnos", y claro que su tecnología les permite viajar por el universo violando las leyes de la física, pero no es tan avanzada como para aplicar una anestesia en condiciones y siempre "los descubren" los supuestos secuestrados.

Vamos, que cualquier alumno de la escuela de escritores de la SOGEM en México, o de los talleres de cuento que yo he dado hasta en Corvera, Asturias (no olvide que quien esto escribe es "el barrendero ilustrado"), puede urdir una trama más coherente y con menos agujeros, menos plagada de contradicciones, estupideces y falta de respeto por la inteligencia del público.

Quienes venden historias asombrosas e "inquietantes", como dice Íker Jiménez cuatro veces por minuto, lo que menos quieren es que usted se ponga a pensar en esas cosas, porque como muchos persistan en preguntas incómodas, esa tropa se podría ver orillada a la desgracia de trabajar para ganarse la vida, y no parecen muy dispuestos a ello.

Resumiendo:

¿Hay vida en otros planetas? No se sabe, pero cabe la probabilidad y los científicos de verdad la están buscando (los soplapitos que le meten la mano en el bolsillo dicen que ya la encontraron, pero no la pueden mostrar, si la mostraran, se les acababa el almuerzo gratis).

¿Y los cuentos que cuentan los autoproclamados "investigadores" y los supuestos "testigos" son reales? Se sabe claramente que muchos, muchísimos, no lo son, se ha demostrado hasta la náusea la falsedad de muchas de las cosillas que se venden en los libros y las revistas del ocultismo etemaníaco, pero eso nunca lo admiten los que viven de esto. Hay dudas más que razonables respecto de todos los demás cuentos o casos presentados en toda la historia, hay explicaciones médicas clarísimas (reproducibles, demostradas) de algunas experiencias como las "abducciones" extraterrestres, principalmente las ahora bien conocidas alucinaciones hipnogógicas e hipnopómpicas, desarreglos al momento de conciliar el sueño o de despertar. Hay demostraciones claras de que cuando hay datos suficientes, las lucecitas y objetos tienen explicaciones triviales. Y para remate, por todo lo anotado resulta bastante poco probable que nos visiten los etés, y francamente increíble que sus visitas las ocupen en las pendejadas místicoides de las que dan cuenta los libros, revistas y programas que conforman el monopolio mediático del ocultismo, que se emberrinchan cada vez que un incrédulo escribe cositas que no les gustan.

"Por algo será", como cantaba Violeta Parra.

Pero nunca olvide usted que los que buscan vida en otros planetas, los que han llegado a Marte e identificado agua en su superficie, los que planean las expediciones a Europa (satélite de Júpiter que probablemente tiene agua líquida) los encargados del programa de búsqueda de inteligencia extraterrestre por radiotelescopio, etc., etc., no son "ufólogos", "abductólogos", "cerealólogos" (es que en serio), ni mucho menos periodistas poco afectos al trabajo fecundo y creador. Son todos científicos, gente ocupada en obtener conocimiento, no dinero y puntos de rating en los medios. Son esos científicos a los que denostan, como parte de su profesión, los vendedores de misterios.

Curioso, diría un jesuita como mi amigo Luis.